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Se esconden en los troncos edificios y ventanas.
Igual que en las piedras de Siurana o en las hojas de un buen roble.
Igual que en las piedras de Siurana o en las hojas de un buen roble.
Se agrupa un conjunto, se elimina una parte, se fija el ojo y aparece el edificio.
Lo hacemos desde siempre.
Una nuez debió inspirar a Piano.
Un hormiguero a Siza.
Y a Niemeyer una piedra, digo yo.
Y paseando se encontraron cortezas.
De esas que una toca.
Incluso acaricía.
Y se dice un "cuanto hacía que no palpaba".
Y palpa más.
No aparecieron edificios.
Deberían ser sutiles.
Mucho.
Y se trató de imaginar.
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