
* Ayer paseando por la librería de la escuela de Arquitectos me encontré con esta escuela, la escuela de Nueva Esperanza. Desde hace un tiempo, he declarado a troncos y cañas mi punto débil y si además bailan bien, mejor. La estantería-librería la pediré en la próxima lista a los reyes magos.
Una vez con techo, la escuela, es una "cabaña de playa" con la virtud de la invisibilidad, pero su esqueleto descubre lo bonito de las formas.
¿Lo mejor? Que está pequeña escuela ubicada en la comunidad de Puerto Cabuyal, Ecuador aparece en páginas y páginas que hablan de arquitectura en internet. Lo invisible se hace visible.


La mayoría de las escuelas del sector son hechas de hormigón, de forma rectangular, con rejas en las ventanas que más tienen el aspecto de cárceles, el nivel de deserción escolar es sumamente alto. Es por esto que el proyecto busca no solo resolver problemas inmediatos, sino generar soluciones a largo plazo.
Era necesario diseñar un espacio acorde a los principios de una escuela activa, íntimamente relacionada con el ambiente natural que le rodea, un espacio donde los niños despierten su imaginación, su creatividad, su deseo de aprender nuevas cosas, y no un espacio donde los niños se sientan reprimidos.
El proyecto usa los mismos materiales y lógica constructiva con las que la comunidad ha venido construyendo por años sus casas. Una base de madera sobre pilotes, paredes de caña, estructura de madera y el techo tejido con paja toquilla o cade. La diferencia radica en la concepción y conceptualización del espacio, un lugar para una educación que fomenta el aprendizaje por medio de la acción.
+INFO: http://www.albordearq.com/

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