Architectural Digest, Plaisir de la Maison, Maison & Jardin, Art e Decoration......
El 15 de agosto, o quizás el 16 me invitaron a ir a la casa de unos familiares a bañarme..
Murieron el señor y la señora de la casa y ahora casi nadie pasa por allí.
De vez en cuando alguien se queda a dormir, alguien se baña en el lago-piscina y otros simplemente se pasean diciendo "con lo bonito que era esto".
Las habitaciones han ido mutando pero hay una, el despacho le llaman, que se quedó (y que películero suena esto) anclada en el tiempo.
Cerrada a cal y canto y allí no entra nadie.
Yo, películera por excelencia, dije ahi voy.
Llaves y más llaves y, la llave.
Adentro.
Cuentos de locomotoras, revistas de la comarca del año 68, abre cartas con iniciales y hasta un buho disecado.
Fuera se bañan y yo dentro como si me estuviera encogiendo del subidón infantil que me acompaña.
Miro, miro, remiro y ahi están.
Una columnata de revistas de hace mucho tiempo.
Felicidad intensa.
Tesoro encontrado.
Lo primero que pienso es que si las robo, nadie lo notará.
Yo, que ni de pequeña supe robar caramelos, debo compartir mi fechoría.
Salgo fuera.
"Mama.... voy a robar" digo.
"Eh?" dice mama
"Son unas revistas viejas y hechas polvo" digo.
"Ah" dice mama.
Mi tesoro pienso yo.
y como diría mi abuela "ya no se hacen las cosas como antes..."
"es que no hay dinero abuela, diría yo".
*
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