DÍA 8 · Diario de ruta · De pálpitos y tambores · Calanda · Calanda

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*Matiz...condiciones de edición deplorables.... las fotos "valen" una visita pero se promete un futuro mejor..

Me levanto.
Pom.
Pom.
Tambores en prácticas.
Ha llegado la semana santa.
Han llegado los nubarrones.
Claro. Claro.
A agudizar penas. Que es época de purgar.
Y lo dicho ayer. Hoy no hay coche.
Calanda. Desayuno.
Bicicleta por montes rocosos, bajeras con melocotones y ríos con complejos.
Me encuentro a dos viejetes en un camino de tierra. Cuando ya estoy lejos.
"¿Voy bien para Calanda?"
"Bien vas, bien vas, pero vigila que el camino está fatal. Mira. Mira. Todo rocas".
Veo 3 micro rocas. Gracias.
Luego me cruzo con una motocicleta, un casco y un supersónico con patatas de antaño.
La velocidad rebasa los 5 km/hora. Me grita algo y no es hola. Yo digo Adeu. Toma catalán.
Kilómetros, vueltas y ducha con Nestea. Porque aqui si tienen.

Voy a comer. Quiero poca cosa.
Lo digo, lo expreso, lo impero y sin darme cuenta acabo en un comedor de bodas gigante con miles de familias reunidas que me miran con ojos de estás sola, estás sola, que haces sola.
Justo lo que quería. Adjunto sonrisa irónica.
Yo, digna, busco desesperada cualquier periódico y leo como nunca a todas las noticias mientras me como unas espinacas y un pollo rellleno y me pregunto a quien carajo se le ocurrió pedir un pollo relleno.
La tarde de reposo hasta que toca Alcañiz y recogida de visitante.
Las 6.30. Furgoneta y 19 kilómetros.
Verificado. Alcañíz no es bonito aunque lo imaginaba peor.
Aparco al lado de una plaza de toros y contemplo al parque de atracciones que se han montado para contrarrestar la semana santa. Festival del color y las manzanas de caramelo.
Ahi voy. Me compro unos churros de chocolate y así me fundo entre el barullo. Una más.
La máquina de fotografías de incógnito.
Luego la iglesia. Lugar de peregrinación social.
Chismorreo del hola que tal, contemplación ajena y vírgenes y flores preparadas para andar. Será esta noche.
Paseo y llega el visitante primero.
Hola, hola. Perdona, no me acuerdo de hablar.
Vamos a Calanda y llaman otros visitantes. Ya llegamos.
Saludos, holas y un pueblo que palpita tambor.
Las 10, las 11, las 12.
Tambor.
Silencio.
Noche.
Empieza el repique.
En las calles, hombres, mujeres, niños y el lila hacen repicar al tambor.
Caminan despacio. Los megáfonos los detienen.
Oración. Paran todos. Vuelve a empezar.
Los seguimos. Paran.
Una esquina y aparece…
El monte del Calvario.
Tierra y curvas en ascenso, fuegos que iluminan el camino, una ermita en lo alto y cientos de tambores que en orden e hilera ascienden al monte.
Temblor corporal.
Arriba una cruz azul.
Pom, pom.
Pasan los nazarenos, las cruces y las verónicas. Descalzas y encapuchadas.
Me pregunto donde estoy.
Pom, pom.
Una hora, dos horas, casi tres. Mañana habrá más.
Ahora a dormir.
Nos vamos bajo el repique.
Pom, pom.
sueño.

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